Las
Artes
La
recuperación y estudio de los clásicos originó la aparición de nuevas disciplinas
filología clásica, arqueología, numismática y epigrafía y afectó críticamente
al desarrollo de las ya existentes. En el campo de las bellas artes la ruptura
decisiva con la tradición medieval tuvo lugar en Florencia en torno a 1420,
cuando el arte renacentista alcanzó el concepto científico de perspectiva
lineal que hizo posible representar el espacio tridimensional de forma
convincente en una superficie plana. Las obras del arquitecto Filippo
Brunelleschi y del pintor Masaccio son deslumbrantes ejemplos del uso de esta
técnica.
Donatello,
considerado fundador de la escultura moderna, esculpió una estatua de David,
primer desnudo a tamaño natural desde la antigüedad. Desde mediados del siglo
XV, las formas y temas clásicos volvieron a ser utilizados: los motivos
mitológicos tomados de las fuentes literarias adornaron palacios, paredes,
mobiliarios y vajillas; Pisanello retomó la antigua costumbre de acuñar
medallas para conmemorar a eminentes figuras, como el político florentino Cosme
de Medici; Piero della Francesca, Andrea Mantegna y Sandro Botticelli pintaron
retratos de personajes de la nobleza, resaltando sus características
individuales. Los ideales renacentistas de armonía y proporción culminaron en
las obras de Rafael, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel durante el siglo XVI.
Ciencia
y tecnología
También
se hicieron progresos en medicina y anatomía, especialmente tras la traducción,
en los siglos XV y XVI, de numerosos trabajos de Hipócrates y Galeno; también
fueron traducidos en el siglo XVI algunos de los más avanzados tratados griegos
sobre matemáticas. Entre los avances realizados destacaron la solución de
ecuaciones cúbicas y la innovadora astronomía de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe
y Johannes Kepler. A finales del siglo XVI, Galileo ya había dado un paso
fundamental al aplicar modelos matemáticos a la física. La geografía se
transformó gracias a los conocimientos empíricos adquiridos a través de las
exploraciones y los descubrimientos de nuevos continentes y por las primeras
traducciones de las obras de Tolomeo y Estrabón. En el campo de la tecnología,
la invención de la imprenta en el siglo XV revolucionó la difusión de los
conocimientos. La imprenta incrementó el número de ejemplares, ofreció a los
eruditos textos idénticos con los que trabajar y convirtió el trabajo
intelectual en una labor colectiva. El uso de la pólvora transformó las
tácticas militares entre los años 1450 y 1550, favoreciendo el desarrollo de la
artillería, que mostró su efectos devastadores contra los muros de piedra de
castillos y ciudades. El ejército medieval, encabezado por la caballería y
apoyado por arqueros, fue reemplazado progresivamente por la infantería,
provista de armas de fuego y picas; tales fuerzas formaron los primeros
ejércitos permanentes de Europa.
En
el campo del derecho, se tendió a sustituir el abstracto método dialéctico de
los juristas medievales por una interpretación filológica e histórica de las
fuentes del Derecho romano. Por lo que respecta al pensamiento político, los
teóricos renacentistas recusaron, pero no anularon, la proposición medieval de
que la preservación de la libertad, del derecho y de la justicia constituía el
objetivo fundamental de la vida política. Los renacentistas aseveraron que la
misión central del gobernante era mantener la seguridad y la paz. Maquiavelo
sostenía que la virtú (la fuerza creativa) del gobernante era la clave para el
mantenimiento de su propia posición y el bienestar de sus súbditos, idea
consonante con la política de la época. Durante el renacimiento, las ciudades
italianas se convirtieron en estados territoriales que buscaban expandirse a
costa de otros. La unificación territorial tuvo lugar también en España,
Francia e Inglaterra, lo que condujo a la formación del Estado nacional
moderno. Este proceso contó con la ayuda de la moderna diplomacia, configurada,
al tiempo que las nuevas tácticas militares, cuando las ciudades-estado
italianas establecieron embajadas permanentes en cortes extranjeras. En el
siglo XVI la institución de la embajada estable se hallaba extendida por el
norte del continente, en Francia, Inglaterra y en el Sacro Imperio Romano
Germánico.
Religión
El
clero renacentista, particularmente su más alta jerarquía, ajustó su
comportamiento a la ética y costumbres de la sociedad laica. Las actividades de
los papas, cardenales y obispos apenas se diferenciaban de las usuales entre
los mercaderes y políticos de la época. Al mismo tiempo, la cristiandad se
mantuvo como un elemento vital y esencial de la cultura renacentista.
Predicadores como san Bernardino de Siena y teólogos o prelados como San
Antonino de Florencia, gozaron de gran prestigio y fueron venerados. Además
muchos humanistas se preocuparon por cuestiones teológicas y aplicaron los
nuevos conocimientos filológicos e históricos para estudiar e interpretar a los
Padres de la Iglesia. El acercamiento humanista a la teología y a las
Escrituras se puede observar desde el erudito y poeta italiano Petrarca hasta
el holandés Erasmo de Rotterdam, lo que tuvo un poderoso impacto sobre los
católicos y protestantes.
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